Universidad Católica venció a domicilio a Argentinos Juniors

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Ya son tres victorias consecutivas, dos en la Copa Libertadores y una en el torneo nacional. Lo más importante para Universidad Católica es que revivió en todos los frentes. Que jugando bien o jugando feo, como lo hizo en esta ocasión, está ganando y sumando puntos fundamentales. Así venció en Buenos Aires, por la cuenta mínima, ante Argentinos Juniors. Un triunfazo, no por lo estético, pero sí por lo estadístico. La UC está viva y pelea firme su posibilidad de quedar entre los dos primeros del Grupo F de la Copa Libertadores.

Si lo más o lo único importante del primer tiempo fue una patada brutal, no es difícil deducir que el partido es tremendamente aburrido. Lo bueno para los estudiantiles es que el autor de la falta fue Gabriel Hauche (a Juan Fuentes) y con eso se ganó la tarjeta roja antes de que el reloj llegara a la media hora. Una invitación para ir por el triunfo, para buscar con más convicción tres puntos claves. El equipo de Gustavo Poyet, sin embargo, seguramente por instrucción del mismo entrenador, optó por la cautela y no forzar nada.

Ningún tiro al arco, cero opciones claras de gol. Mucho enredo en la mitad y hartas interrupciones por juego brusco. Lo mejor para el fanático era irse al descanso, con la esperanza de una mejor oferta para la segunda mitad. La obligación, por razones obvias, era para la UC. Pero su DT siguió igual (ya había ingresado Luciano Aued a los 30′ por un adolorido Marcelino Núñez). Primero quería tantear terreno el uruguayo y la verdad es que el encuentro seguía muy plano.

El campeón chileno no daba ese paso para encajonar a un rival en desventaja numérica. Recién a los 61′, Poyet abrió sus cartas. Tres cambios de una y nuevo esquema. Línea de tres en el fondo y un doble nueve, con el ingreso de Diego Valencia. La pelota empezó a circular más en poder de los cruzados, pero eso no se traducía en ocasiones de gol. Ni siquiera en remates para calentar las manos del portero local. Pese al panorama favorable, la UC parecía asustada, bloqueada, sin ideas. ¿Dónde estaba Clemente Montes? La preguntaba que saltaba sola.

El fútbol es veleidoso, eso sí. Cuando menos se espera algo, sorprende. Y cuando menos se esperaba una buena para Católica, un balonazo de Aued al área acabó en el pivoteo de Valencia y el olfato goleador Fernando Zampedri. Un valioso 0-1, a los 74′, que metía de lleno a los precordilleranos en la pelea por avanzar a octavos de final.

Lo mejor es que Argentinos no tenía por dónde irse en busca del empate, especialmente por ese jugador demás de Católica. Pese a la ventaja, el cambio estaba cantado: Montes por un apagado Edson Puch, que se había perdido el 2-0 y ya tenía amarilla por agarrarse con un adversario. No lo vio Poyet o se demoró mucho en decidirse, porque dos minutos después de su primera tarjeta, Comando se ganó estúpidamente la segunda, en las barbas del árbitro, por hacerse el guapo con un jugador de la Paternal.

Por culpa de Puch, la Católica empezó a pasarla muy mal. Un cierre lleno de nerviosismo y con los Bichos Colorados instalados cerca del área cruzada. Matías Dituro surgió como una figura clave, con atajadas importantes para defender un triunfo vital. El tricampeón aguantó y se salió con la suya. Tres unidades para soñar en Buenos Aires, el primer triunfo por Copa Libertadores en el extranjero después de 13 de partidos, que ubican a los de la franja en el segundo lugar del Grupo f , a la espera de lo que suceda con Nacional de Medellín. Una victoria en tiempos de sequía, además, porque desde 2013 (la U ante Newell’s) que un equipo chileno no ganaba en el país vecino.

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