El equipo europeo no pudo remontar el resultado y este domingo necesitará una gesta para dar la vuelta a esta Ryder Cup, donde pierde 11 a 5.

El equipo de Estados Unidos ya tiene una mano sobre una de las pequeñas orejas de la coqueta y frágil copa dorada. Domina por un avasallador 11-5 una vez finalizadas las dos primeras jornadas y a la espera de la sentencia final en los individuales. Desde ambos vestuarios, eso sí, se estudiará y rememorará con cautela (en el de las barras y estrellas) y esperanza (en el azul) lo que ocurrió hace nueve años en Medinah, aunque entonces el resultado era algo menos adverso para Europa (10-6).

En la última sesión por parejas, la de los fourballs vespertinos, necesitaba Europa una reacción sin paliativos, pero al final el intento se quedaba en un trabajadísimo empate a dos puntos ante unos rivales que no estaban dispuestos a renunciar a nada, por más ventaja que llevaran en el marcador.

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Los chicos de Stricker han sido, llegados a esta encrucijada, tremendamente superiores en conjunto, haciendo bueno en esta ocasión el imponente momento ‘estadístico’ en el que llegaban a la cita, con esos ochos top ten mundiales entre sus filas. Esta vez, al menos en las dos primeras jornadas, dos más dos sí que han sumado cuatro.

Nunca en la historia de la Ryder se ha remontado en la última jornada una diferencia como ésta de 11-5 que campea en el marcador, así que no queda más remedio que echar mano del tópico para tratar de explicar que los listones que nunca se han superado están ahí precisamente para eso, para ser finalmente franqueados. Mientras haya una ecuación matemática que avale la posibilidad, no queda más remedio que aferrarse a ella para los europeos.

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