LeBron le da el triunfo a su equipo en el All-Star con MVP para Curry que metió 50 puntos y 16 triples

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El Equipo de LeBron se impuso al Equipo de Durant 163-160 en Cleveland, en una noche donde se juntaron las estrellas de todos los tiempos.

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JERRY WEST x KAREEM ABDUL-JABBAR

El Partido de las Estrellas de Cleveland (Ohio) tuvo dos grandes protagonistas, los dos nacidos en Akron (Ohio): Stephen Curry y LeBron James. El primero, silbado por la afición de Cavaliers, metió 50 puntos tras encestar 16 triples; el segundo, adorado por esa misma afición, decidió el partido. Ambos jugaron en el mismo bando.

El encuentro resultó de lo más equilibrado y fue de menos a más, o por mejor decirlo… de la nada interestelar a un muy intenso y apasionante final. A su conclusión, victoria por 163-160 del Equipo de LeBron sobre el Equipo de Durant, que estuvo ausente no solo en la pista, sino también en el pabellón por la muerte de su abuela. También faltó Donovan Mitchell por problemas respiratorios, mientras que Chris Paul solo jugó 2 minutos innecesarios, ya que estaba lesionado y se perderá entre 6 y 8 semanas de juego.

Lo de Curry fue estratosférico. Anotó 50 puntos, quedándose a un paso de batir los 52 que Anthony Davis tiene como récord en la historia de los All-Star. Tuvo varios triples para batir dicha marca, pero no lo consiguió al final. Su espectáculo desde la línea de 3 marcó la cita de las estrellas. Metió 16, un récord impresionante en un All-Star. Y fue nombrado, obviamente, MVP del partido.

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La escuadra de LeBron amparó su triunfo en un trío de lujo: Curry, Giannis Antetokounmpo y James. El griego sumó 30 puntos, 12 rebotes, 6 asistencias y 3 robos, con 15 de 21 en campo, y si no aspiró a ser MVP fue porque jugó 9 minutos menos que LeBron y Curry. Mientras, James terminó con 24 puntos, 6 rebotes, 8 asistencias y 3 recuperaciones.

Monty Williams apostó por jugar todo el último cuarto con Jarrett Allen, jugador del equipo local, dejando fuera a Nikola Jokic. Toda una falta de respeto y toda una subversión de galones que no se atrevió a hacer con otros jugadores. Posiblemente habría algún tipo de pacto para que un Cavs jugara todos los minutos finales, pero no parece muy justo, más aún cuando el serbio en 21 minutos sumó 10 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias.

En los perdedores, enorme Joel Embiid con 36 puntos, 10 rebotes y 14 de 20 en campo con 5 de 8 en triples. Además, brillaron los suplentes Devin Booker (20 puntos y  4 robos -¡se equivocó de partido!-), LaMelo Ball (18 puntos y 3 robos), y Dejounte Murray (17 puntos). Trae Young firmó un doble-doble con puntos y asistencias y el dominicano Karl-Anthony Towns se fue a 9 puntos, 6 rebotes y 3 pases de canasta en 14 minutos.

El partido arrancó en su primer cuarto con las señas de identidad propias de un All-Star Game: defensas con la mirada evitando cualquier cercanía, juego decadente por llamarlo juego, tedio en la grada con ausencia de aplausos, colección de canastas sin valor… Un espectáculo desangelado y sin pulso, una pantomima insufrible alejada de cualquier exigencia mínima de baloncesto.

Al menos la historia parecía más igualada de lo que indicaba la confección de los equipos. Y lo fue: 47-45 para LeBron y los suyos en el primer cuarto, 46-49 para los de Durant en el segundo y 45-45 en el tercero. Total de los tres cuartos: LeBron 138 Durant 139. Sumados los 24 puntos en honor a Kobe Bryant el ganador tendría que llegar en el último cuarto a los 163 puntos.

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El tedio en la pista se fue en el segundo cuarto en cuanto Curry robó el espectáculo a todos con sus triples: 4 seguidos para llegar al descanso con 8. Para después meter ya 13 de 18 a mitad de tercer cuarto para terminarlo con 15 triples en su haber. Una locura.

El segundo cuarto nos dejó un matazo de Ja Morant, pero hasta el show Curry lo mejor de la noche había sido la curiosa interpretación del himno nacional de Estados Unidos a cargo de la genial Macy Gray, una interpretación que dio mucho juego en las redes sociales.

A partir del tercer cuarto la cosa se puso más dinámica, el juego adquirió algo más de interés, incluso se cometió alguna falta, Anteto se calentó en ataque… pero fue lo mejor una vez más el último cuarto, porque el nuevo formato permite que ese último cuarto tenga más vida. Ahí, al menos, se defendió un poco y hubo mucha emoción, con Curry llegando a los 50 con su única canasta de 2 puntos, con Anteto poniéndole un tapón a su compañero Middleton, con Embiid haciendo un 2+1 (este tipo de jugada es un milagro en un partido como este) y con LeBron James decidiendo con la canasta final.

Aunque, la verdad, para los amantes de la NBA con recorrido lo mejor llegó en el descanso, donde la cantidad de mitos por metro cuadrado rozó la locura. Eso sí que fue un regalo para los ojos. Menudo atracón de mitos, una lluvia de estrellas sin fin, trayectorias legendarias por metro cuadrado, una lista maravillosa que culminó con la presencia final de Michael Jordan, el más esperado, con ese halo que solo tiene Jordan.

En Cleveland, en la cancha, estaban en carne y hueso exjugadores como Magic Johnson, Julius Erving, los casi nonagenarios Bill Russell y Bob Pettit, Jerry West, Kareem Abdul-Jabbar, Oscar Robertson, Hakeem Olajuwon, Patrick Ewing, Isiah Thomas, John Stockton, Karl Malone, Tim Duncan, Dirk Nowitzki… además de muchos que todavía están en activo, con LeBron James como principal estrella.

A ellos se sumaban los que saludaban desde sus casas por no poder o no querer acudir, como Larry Bird y Scottie Pippen, entre otros, y todos aquellos, no pocos, fallecidos, con un aplauso muy especial dedicado a Kobe Bryant.

La presentación del homenaje corrió a cargo del cineasta Spike Lee, hubo un vídeo con narración del actor Forest Whitaker y la música del acto corrió a cargo de los también míticos Earth, Wind & Fire. Una auténtica delicia para los ojos ver a tanta estrella y de generaciones tan alejadas unas de otras reunida en un acto de un calibre insuperable.

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Dos supermitos. Magic Johnson y Michael Jordan
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