Por fallo vergonzoso José “Pancora Velásquez no pudo ganar el título latino Súper Gallo de la OMB
En El Alto, Bolivia el local Ramón Averanga fue favorecido por 2 de los 3 jueces en un combate lleno de irregularidades.
Una trsite noche para ewl boxeo, no solo chileno, sino mundial, se vivió el pasado sábado, cuando el boxeador boliviano Ramón Averanga ganó el título de la categoría Súper Gallo Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB-WBO), tras diez episodios de un combate parejo con el chileno José Velásquez en el polideportivo Héroes de Octubre, de El Alto, donde por decisión dividida el cinturón de campeón quedó en manos del representante local.
Averanga, conocido como Sugar en el mundo del boxeo, tuvo bastante trabajo para colgarse el título de campeón y llegó al extremo de sus fuerzas para ganar este encuentro, que al final se inclinó a su favor con estos marcadores en las tarjetas de los jueces: 94-95, 96-94 y 99-91.
Estos fueron los diez asaltos de su vida para Averanga, quien salió de su esquina como una fiera encerrada cuando sonó la campana, luego de que este combate sufriera una demora en su inicio porque el “Pancora” Velásquez no quería ingresar al cuadrilátero, bajo el argumento de que no le pagaron la bolsa del premio económico.
No hubo dominio de ninguno de forma clara en la mayoría de los rounds, pero el chileno le dio problemas con golpes certeros que encontraron el cuerpo del boliviano y mostro una resistencia física que dejó sorprendido al público. Al final, todo el esfuerzo que hizo el chileno, se esfumó con un fallo localista, que le permite a Averanga ser premiado con la conquista de este título, rodeado por sus seres queridos, entre ellos dos de los jueces y ahora con este impulso, buscará el título mundial de la categoría al final de año.
Acá reproducimos el comentario de un buen amigo especialista en boxeo como es Claudio Medrano, es su columna del sitio Boxeadores.cl, para que entiendan un poco más todo lo ocurrido:
Lo que vivimos la noche del sábado en el Polideportivo Municipal Héroes de Octubre de El Alto Bolivia es uno de los espectáculos más bochornosos que quien escribe ha visto en los años que viene siguiendo el deporte del boxeo.
La supuesta derrota de José “Pancora” Velásquez ante el boliviano Ramón Averanga debe ser uno de los ejemplos más claros de lo nocivo que ciertas prácticas pueden resultar para un deporte como el boxeo que constantemente tiene que batallar con las sombras de las injusticias y la corrupción.
Hay que ser claros, acá no estamos hablando de una defensa del deportista nacional ni tampoco es una opinión con la camiseta del país puesta, acá lo que importa es el boxeo y hechos como los ocurridos el pasado sábado solo siembran un manto de dudas y de sospechas respecto de cómo los organismos encargados de velar por la deportividad y justicia en este deporte están realizando su trabajo.
Es verdad que el boxeo es un deporte de apreciación, pero no existe ninguna justificación para explicar tarjetas como la del juez que dio un 99-91 para el boxeador boliviano, lo que significa que ese juez ni siquiera tomó en cuenta la caída de Averanga en el primer asalto, ni tampoco el trámite del resto de la pelea.
No fue la mejor pelea de José “Pancora” Velásquez y es cierto que hubo asaltos en que fue superado por el púgil boliviano, pero nadie que haya visto la pelea vio lo que vio ese juez, si es que de verdad se dio el trabajo de observar la pelea.
A esto hay que sumar las múltiples irregularidades a nivel organizacional, un corte de luz inexplicable a mitad de la pelea y una serie de incumplimientos al equipo de José “Pancora” Velásquez que incluso hicieron que peligrara la realización del combate.
Todos estos antecedentes nos llevan a preguntar ¿cómo un organismo que se aprecia de serio como la Organización Mundial de Boxeo puede avalar un espectáculo tan bochornoso como el que vimos el sábado en Bolivia? ¿Cómo es posible que un funcionario de trayectoria como el supervisor Jesuan Letizia permita que un título tan prestigioso como el Latinoamericano se dispute bajo esas condiciones?
La buena noticia es que la OMB está a tiempo de evitar este bochorno y ponga manos a la obra para decretar nulo este combate y sancionar a los responsables de un espectáculo tan decadente y poco serio como el que se ofreció en Bolivia.
De lo contrario, si la OMB persiste en avalar lo que sucedió en dicho combate ¿Qué valor puede representar un cinturón de una organización que se permite hacer vista gorda de injusticias tan patentes? Claramente ninguno.