Dominic Thiem y Nicolás Massú, una dupla inigualable que llega a su fin

El chileno fue uno de los grandes culpables del crecimiento de Dominic más allá de la tierra batida. Cuatro años después, su relación llega a su final.

Es la noticia bomba del día, algo que casi nadie esperaba y que se convierte en una arista más de la crisis sin precedentes que vive Dominic Thiem. El austriaco anunció en sus redes sociales el final de su relación profesional con Nicolás Massú, su entrenador a lo largo de los últimos cuatro años, en los que se convirtió en campeón de Grand Slam y amenazó de forma consistente a los grandes nombres del circuito ATP. La separación llega tras la derrota en cuartos de final del ATP Estoril 2023, el primer torneo del 2023 en el que el de Wiener Neustadt logró dos triunfos de forma consecutiva, un hecho que palideció tras su inferioridad en el partido de cuartos de final ante Quentin Halys.

Si profundizamos aún más en la relación entre ambos, resulta innegable que Massú se convirtió en el gran apoyo de Dominic a lo largo de las últimas temporadas. Ambos forjaron una relación más allá del vínculo entrenador – pupilo, entregándose a una confianza mutua a prueba de bombas. Y es que el chileno ha permanecido junto a Thiem en las maduras, presenciando desde la grada la pérdida de motivación tras conquistar el US Open y, más tarde, la otra gran causante del bajón de su pupilo: esa maldita lesión en la muñeca derecha que le obligó a estar en el dique seco durante muchísimos meses y que, a día de hoy, ha puesto en peligro la capacidad de Dominic para volver a su mejor nivel.

Sin embargo, estos últimos meses probablemente no signifiquen nada al recordar los grandes momentos. En algún punto de su trayectoria juntos, el circuito miró a Massú como el mejor entrenador en la ATP. ¿Por qué? Su llegada coincidió (y ya saben que el tenis las casualidades pocas veces existen; las causalides, en cambio, sí) con la transformación de Dominic Thiem en un jugador todoterreno, dejando atrás el estigma de ‘terrícola’ que le acompañaba hasta principios de 2019. Thiem había llegado a la final de Roland Garros y dejado por el camino a todos los grandes nombres del circuito en tierra batida, pero las superficies rápidas suponían un debe importante en una carrera que no terminaba de florecer.

Apenas semanas después de iniciar su periplo juntos, Thiem ganó el primer (y, hasta el momento, único) Masters 1000 de su carrera. Pero no fue en cualquiera de los torneos de arcilla, a pesar de haber acumulado victorias de mucho mérito en ellos. Fue sobre el cemento de California, en un Indian Wells 2019 que cimentó la confianza en el proyecto que austriaco y chileno emprendieron juntos. Dominic vivió dos años absolutamente inolvidables en los que se tornó en un jugador mucho más ofensivo, incorporando a su arsenal una derecha plana descomunal capaz de finalizar puntos en superficies rápidas (la paralela, en especial, era una fuerza de la naturaleza) y entendiendo que un posicionamiento en pista más agresivo sería el camino hacia el éxito en las pistas duras.

Sin abandonar su esencia cada vez que llegaba la arcilla, los dictados de Massú llevaron al austriaco a multiplicar su peligro en todas las pistas. Su presencia en el top-10 era ya un hecho, y el gran momento llegó en el US Open 2020, si bien a posteriori acabaría por ser, también, el inicio del fin. Entre medias, actuaciones escandalosas (ante Medvedev en aquel US Open, ante Nadal en el Open de Australia 2020 y ATP Finals 2020, ante Djokovic en las ATP Finals 2019), una nueva final de Roland Garros, otra final del Open de Australia y dos finales en las ATP Finals. La barrera del Big Three fue demasiado grande en la mayoría de ellas, pero que Dominic llegase ahí no se entiende sin la presencia a su lado de Massú.

UN COMUNICADO ESPECIAL PARA UN TIPO ESPECIAL

«Qué viaje tan increíble… todo comenzó a inicios de 2019. Llegaste con una energía increíble y un amor extremo por este deporte. Así fue como ganamos el US Open e Indian Wells, pero también alcanzamos las finales del Open de Australia, Roland Garros y las ATP Finals (en dos ocasiones). Creo que eso demuestra que somos un equipo increíble. Pero, por desgracia, todo tiene un final y el nuestro ha llegado ahora. Hemos decidido de forma mutua que separaremos nuestros caminos a partir de la semana que viene. Gracias, Nico, desde lo más profundo de mi corazón, por este increíble y precioso tiempo juntos. Solo te deseo lo mejor y ojalá que nuestra amistad dure para siempre». Éste fue el texto de despedida de Thiem, a la altura de lo que significó para él, como jugador, la presencia de un Massú que lo hizo mucho mejor. Palabras que rinden homenaje a una de las grandes duplas de las últimas temporadas.

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