Mundial Atletismo: Doblete etíope en el maratón femenino
La ganadora ha sido Amane Beriso Shankule, segunda en Boston este año, con un crono de 2h24:23, seguida de Gotytom Gebreslase.
Etiopía ha logrado un doblete en el maratón femenino de los mundiales de Budapest de la mano de Amane Beriso Shankule (2h24:23), segunda este año en Boston, y la ganadora del pasado año en Eugene Gotytom Gebreslase (2h24:34). El podio lo ha completado la marroquí Fatima Gardadi (2h25:17).
La también etíope Yalemzerf Yehualaw era tercera a falta de tres kilómetros, cuando fue superada por Gardadi, dando al traste con un posible e histórico triplete que sólo ha logrado Kenia (Daegu 2011) en los maratones femeninos de los mundiales.
El maratón es una prueba peculiar dentro de los mundiales. Normalmente, los mejores de la temporada no compiten en estos campeonatos porque se suelen decantar por los ‘majors’, que es donde está el dinero. Apenas tienen dos ‘balas’ por año y no están dispuestos a gastarlas en una carrera con premios muy inferiores a Londres, Berlín o Nueva York.
El caso más emblemático es el de Eliud Kipchoge. El keniano, plusmarquista mundial de la prueba de Filípides, nunca ha disputado un maratón mundialista. Su compromiso con Kenia se ha canalizado a través de los Juegos Olímpicos, en los que buscará un tercer oro en París 2024.
KIpchoge sonríe cuando se le recuerda este dato y siempre argumenta que él ya ha sido campeón del mundo, rememorando su épica victoria en los 5.000 metros de París 2003 frente a dos colosos como Hicham El Guerrouj y Kenenisa Bekele.
En esta ocasión, y muy probablemente sin que sirva de precedente, la mejor del año sí estaba en la línea de salida. Se trataba de Rosemary Wanjiru, ganadora en Tokio con una marca de 2:16:28. La keniana tenía una deuda pendiente con los mundiales tras ser cuarta en el demencial maratón de Doha 2019, el mismo en el que varias atletas acabaron en manos de los servicios médicos destrozadas por el calor y la humedad de la capital qatarí.
Estaba también la defensora del título, la etíope Gotytom Gebreslase, que tenía la difícil tarea de repetir la gesta de la keniana Edna Kiplagat, ganadora en Daegu 2011 y Moscú 2013 y única mujer en retener el título.
Con estos argumentos comenzó una carrera que se preveía muy abierta y empezó liderando la estadounidense Susanna Sullivan, una mujer de 2h24 que buscaba sus minutos de gloria. La aventura en solitario de Sullivan duró hasta el kilómetro 12, cuando fue engullida por el grupo perseguidor, en el que lógicamente iban todas las favoritas.
Un grupo que fue perdiendo piezas hasta poco después del muro del kilómetro 30. Quedaban ya seis corredoras en pugna por los tres metales, incluidas las cuatro etíopes, la mencionada Wanjiru y la israelí de origen keniano Lonah Salpeter, bronce el pasado año en Eugene.
Wanjiru y Salpeter fueron las primeras en descolgarse así que Etiopía se quedaba sola en cabeza con sus cuatro representantes -el país que defiende título tiene este privilegio porque el campeón defensor tiene un ‘wild card’-.
El motor de Tsehay Gemechu reventaba poco después y la etíope quedaba destrozada y apoyada en una de las vallas, dando así vía libre al previsible triplete de sus compatriotas.
O al menos eso parecía porque por detrás emergía la figura de la marroquí Fatima Gardadi, una atleta de 2h25, que fue remontando posiciones hasta el preciado bronce.