Será una auténtica fiesta, que reunirá a cerca de siete mil atletas de 41 países y territorios para competir en 39 deportes 

Parece inverosímil que Chile haya tardado más de 70 años en acoger unos Juegos Panamericanos pero lo que postergó la dictadura de Augusto Pinochet dos veces (1975 y 1987) se hará realidad a la tercera con la celebración de la XIX edición de la cita multideportiva en su capital y sedes alternas como Valparaíso y Viña del Mar.

Como viene siendo tradicional desde los I Juegos de Buenos Aires 1951, se espera que el evento en tierras chilenas constituya una auténtica fiesta, que reunirá a cerca de siete mil atletas de 41 países y territorios para competir en 39 deportes, aunque también debutarán en calidad de exhibición los llamados eSports con torneos de eFootball2023 y Dota 2.

Si bien no suele concurrir con sus principales figuras en muchas pruebas, la delegación de Estados Unidos vuelve a asomar como la gran favorita para reinar en el medallero, pues hasta ahora únicamente cayó de la cúspide en la cita fundacional bonaerense y en La Habana 1991.

Por tal motivo, buena parte del interés que concita Santiago 2023 estará centrado en la pugna por el segundo lugar de ese escalafón, máxime después que naciones como Brasil y Canadá lograron desbancar a Cuba en el último decenio de la posición que mantenía desde Cali 1971.

Y tampoco se debe obviar el ascenso de México, Argentina, Colombia y el propio Chile, que ahora en calidad de sede batallará por incrementar su cosecha dorada y acaparar éxitos.

En cualquier caso, muchos deportistas estarán incentivados por el afán de la clasificación olímpica, toda vez que al menos 21 disciplinas otorgarán cupos directos a París 2024 y otras 12 sumarán puntos al ranking o validarán las marcas necesarias. Por ende, es factible esperar que caigan nuevos récords en estos Juegos.

Sin ir más lejos, cabe recordar que en las piscinas de Toronto 2015 llovió la friolera de 28 récords panamericanos en la natación —21 de los cuales siguen vigentes— y en Lima 2019 cayeron 14 en atletismo.

Varias plusmarcas, sin embargo, perduran en el tiempo y pertenecen a otro siglo. Algunas son tan vetustas como el crono de 44.45 segundos que estampó el estadounidense Ronnie Ray para imponerse al posterior doble monarca olímpico Alberto Juantorena en los 400 metros planos de México 1975.

Otras resultan simplemente impresionantes y cortan el hipo como los 8,75 metros que se estiró Carl Lewis en el salto largo masculino de Indianápolis 1987, o los 17,89 del brasileño Joao Carlos de Oliveira en la capital mexicana, que fue récord del mundo entre los triplistas hasta la irrupción de Willie Banks y Jonathan Edwards.

Por la parte femenina, siguen estando vigentes los registros de la Tormenta del Caribe, Ana Fidelia Quirot, en la vuelta al óvalo (49.61 segundos) y en los 800 metros (1:58.71 minutos) de La Habana 1991.

Y es que, a través de la historia, los Panamericanos también han convocado a verdaderas leyendas del deporte olímpico y mundial.

Nombres tan ilustres como el de los estadounidenses Al Oerter, Mark Spitz, John Carlos y Kimberly Rhode; los mexicanos Paola Espinosa, Joaquín Capilla y Hugo Sánchez; los cubanos Teófilo Stevenson, Mireya Luis y Mijaín López; los brasileños Marta y César Cielo; los venezolanos Rubén Limardo y Yulimar Rojas; han prestigiado estas citas.

Quizá, algunos repitan ahora en Santiago 2023, donde, eso sí, seguramente despuntarán otros nuevos para subir “a la cima”, como proclama la canción oficial de estos Juegos.

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