NBA: Boston ganó en casa y gritó campeón
En el quinto duelo de la serie los Celtics vencieron a Dallas por y con el 4-1 a su favor pudieron celebrar con un Tatum magistral.
En la misma fecha en la que hace 16 años había obtenido su último anillo ante los Lakers, Boston se consagró campeón tras vencer a Dallas 106-88 y liquidar la serie 4-1 con Tatum como figura decisiva.
El partido más importante del año para Boston Celtics no hacía más que ponerle presión al local ante un rival con nada por perder. Había que salir campeón en casa, en el quinto, y sin sufrimiento. Era obligación. Se había regalado una chance en Dallas, sin actitud, sin energía, y otra derrota podía tirar por la borda toda la temporada. Los fantasmas sobrevolaban el TD Garden desde temprano.
La importancia del juego se notó desde el segundo 1. Los dos con una intensidad defensiva fenomenal, con nervios extra (Dallas metió sus primeros puntos después de 3 minutos, Boston solo 4 en ese parcial), pero con la sensación de que se iban a matar en la cancha para que no fuera un partido ni abierto ni lindo. Cerrado, especialmente físico y con ambos buscando dominar sus propios conflictos emocionales.
Boston cambió su táctica defensiva sobre la dupla perimetral, quizá pensando que ya había dado sus frutos, y buscó no permitir que Doncic se creciera, porque sabía que el esloveno, en estos partidos, podía hacerle un desastre. Lo mismo Irving. Que la responsabilidad ahora fuera de otros. Entonces, después de un comienzo muy favorable a Boston (13-5),
Kidd metió a Green y el escolta clavó dos bombas por descargas de Luka que cambiaron el trámite y prendieron una pequeña alarma. La respuesta anímica de Mazzulla fue recuperar a Porzingis a los 5 minutos, pero el letón, un tanto fuera de tiempos, no estuvo lúcido en los cambios defensivos y, cuando parecía que se venía la tormenta para el local (21-18, con Luka manejando el ritmo), ocurrió lo impensado: 3 de Hauser (gran ingreso), buena defensa, 2 de Brown (primeros puntos) y luego robo y doble de Tatum. Diez de luz (28-18) casi de la nada. Otra vez cambiaba el juego.
Dallas no pudo recuperarse de eso porque si bien defensivamente estaba quizá mejor que en juegos anteriores, la opción de darle el 1×1 a Tatum le dio resultado solo de arranque. Cuando Tatum entró en confianza fue letal y ahí Boston se fue 15 arriba (46-31). Pero el problema principal de Dallas era que Doncic no entraba en el circuito ofensivo.
Y sus compañeros, a esta altura de las finales, no estaban tan preparados como para tomar la posta, sobre todo Washington (muy floja serie en general), pero tampoco Lively o Gafford. Encima, Irving volvía a su estado pre-juego 4, contenido por completo por la defensa verde, y se iba al descanso largo con solo 5 puntos. Ese final de cuarto fue memorable, con una racha de Boston de 12-3 (2 triples incluidos) y Pritchard otra vez clavándola de media cancha para darle la máxima a Boston: 67-46. Dallas estaba en serios problemas.
En el arranque del tercer cuarto, Boston hizo lo que tenía que hacer: intentar aplastar a su rival para que no tuviera ni la más remota esperanza de dar vuelta el partido. Le sacó 25 con 2 triples (White, Horford) y una bandeja de Holiday y después, si bien no pudo mantener ni la intensidad ni la puntería, nunca le dejó el campo abierto a Dallas atrás, y además, quizá por la vergüenza deportiva del juego 4, fue muy tenaz en la búsqueda del rebote ofensivo, lo que le permitió dominar con claridad los rebotes y terminar con muchos más lanzamientos que su rival, algo que había sido clave el viernes en Dallas.
Los 19 puntos de margen con los que Boston entró al último cuarto fueron, más que un colchón para los Celtics, una mochila de plomo para Dallas, que no podía pensar que esa diferencia era remontable. En los últimos 7 minutos, el público vio el partido prácticamente completo de pie.
No había manera que la historia se diera vuelta. Entonces, los fantasmas pegaron la vuelta, se alejaron del TD Garden, y permitieron que este grupo de muchachos jóvenes, con un futuro increíble, pudiera festejar finalmente y comenzara a escribir quizá una historia de leyenda. Fue 106-88, pero eso es lo que menos importa. Tatum se consagró con 31 puntos, 11 asistencias y 8 rebotes y todo Boston recuperó la alegría: 18º corona, 16 años después. ¡A festejar!