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Con un nuevo formato, el equipo de O’Neal, que no tuvo a LeBron, levantó el trofeo. Curry fue el MVP del torneo con un cierre a puro triple.

Este All-Star Game fue especial porque tenía un nuevo formato. Fueron 4 equipos los que compitieron y se jugó una suerte de final 4 con partidos al primero que llega a 40.

El torneo comenzó con los internacionales ganándoles a las jóvenes estrellas, que no tuvieron a Anthony Edwards entre sus filas. Wemby y Shai fueron de lo más destacado, y su equipo ganó. Luego se jugó el partido entre los veteranos y los ganadores del Rising Star. Con Castle y compañía, los chicos dieron pelea, pero el equipo de Shaq, sin LeBron James, pudo sacar adelante el encuentro.

En la final, el conjunto de Shaq arrancó excelente, 11 a 0, con 8 puntos de Jayson Tatum y una flotadora desde la línea de 3 por parte de Curry. Fue total el dominio del equipo de los OG’s, que no le dieron chance a los de Chuck. Lindas volcadas de Wemby y algunas jugadas de Jokic llamaron la atención.

En el cierre de la final, se dio la frutilla del pastel. Curry empezó con sus locuras y clavó un triple desde la mitad de la cancha y otro girándose antes de que entre la pelota. Finalmente, fue victoria de los veteranos por 41 a 25. Un nuevo formato que levantó un poco el nivel y combinó competitividad con espectáculo.

Curry fue el MVP de la competición y terminó con 12 puntos, 4 rebotes y 4 triples. Otro que jugó una buena final fue Jayson Tatum con 15 tantos, 4 rebotes y el tiro ganador.

Además de Curry, Shaq’s OGs también contó con Kevin Durant (Phoenix Suns), Jayson Tatum y Jaylen Brown (Boston Celtics), Kyrie Irving (Dallas Mavericks), Damian Lillard (Milwaukee Bucks) y James Harden (Los Angeles Clippers).

«Es una celebración de muchas cosas grandes sucediendo en el baloncesto. Estar jugando con estos tipos desde hace tanto tiempo… Es obviamente nuestra responsabilidad salir y ofrecer un buen ‘show'», dijo Curry.

La NBA, consciente de que el All-Star ha perdido mucho brillo, interés y espíritu competitivo en los últimos años, ha experimentado con formatos diferentes para intentar revitalizar el fin de semana de las estrellas.

Esta vez le tocó el turno al estreno de una ‘final four’ con cuatro equipos: tres formados por figuras All-Star liderados por Shaquille O’Neal, Kenny Smith y Charles Barkley; y uno con jugadores novatos y de segundo año encabezado por Candace Parker. Todos los partidos se jugaron sin tiempo y con el objetivo de alcanzar 40 puntos.

La receta, como tantas otras que ha probado la NBA con éxito limitado, tampoco tuvo el efecto deseado y salvo contadas excepciones no hubo apenas rastro de competitividad en los tres partidos que se jugaron.