En los dos primeros partidos del domingo, Denver ganó en casa a Golden State y evito la barrida, en tanto Milwaukee venci´{o de visita en Chicago y estiro su ventaja.

Intensa jornada en día domingo se vivió en los playoffs de la NBA y Milwaukee dejó pasar una chance en casa ante los Bulls y quizá esa alarma que dejó prender le sirvió para volver a concentrarse en la serie contra Chicago y entender que no puede darse esos lujos porque es un equipo que, si bien tiene una súper estrella como Giannis Antetokounmpo, necesita trabajar todos los partidos para ganar por demolición, no por exceso de lujos.

Tras el dominio claro en el Juego 3, ya en Chicago, este domingo tuvo que sacar la cara por el ausente Khris Middleton (tiene para 3 o 4 semanas out por una lesión en los ligamentos de la rodilla), y lo hizo con brillantez. Porque Giannis fue el de siempre (32 puntos, 17 rebotes), pero aparecieron esas figuras secundarias que tan importantes son en los Bucks, sobre todo cuando se necesita que den un extra.

En este caso, hubo varios, pero el más destacado fue Grayson Allen, que tuvo un partidazo (27 puntos, 6/7 triples). Otro fue Bobby Portis (14 y 10 rebotes) y obviamente el jugador más subvaluado de la NBA, Jrue Holiday, que hizo de todo y terminó con 26 puntos, 7 asistencias y 5/8 triples. Los Bucks tiraron 17/33 de larga distancia y lo sentenciaron rápido 56-41 en el 2C, aunque ganaron los 4. Luca Vildoza no jugó por gripe y se perdió la chance de tener otros minutos, porque el juego se resolvió temprano. El miércoles, quinto juego en Milwaukee.

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En el segundo duelo dominical y luego de 3 partidos frustrantes para Denver, donde no había dejado la sensación de ser competitivo, ni siquiera de local en el tercer choque, los Nuggets jugaron su mejor partido de la serie, el del orgullo, y estiraron la serie a quinto partido, ganando 126-121, con otra tarde genial de Nikola Jokic: 37 puntos y 6 rebotes, aunque esta vez mejor acompañado por Monte Morris (24), Aaron Gordon (21) y Bones Hyland (15). Campazzo jugó 23 segundos.

Denver jugó una primera mitad muy buena en ambos costados, con Jokic implacable en el primer cuarto (18 puntos y 6 rebotes), con buena defensa sobre los goleadores visitantes, sobre todo con Curry, logrando dejar a los Warriors en 52 puntos tras 24 minutos. Había otra mentalidad, quizá por amor propio, de no tener dos series seguidas de playoffs siendo barridos (recordemos que en la 2020/21 se despidieron con un 0-4 ante Phoenix).

En ese segundo cuarto, cuando Golden State empezó a sentir la recuperación de Curry, apareció Bones Hyland con 3 bombas seguidas, para mantener una ventaja tranquilizadora, pero estaba claro que Denver necesitaba la participación activa de varios para sostener a Jokic y al resultado. Y que debía defender, porque cualquier ventaja ante GSW, sin defensa, era factible de ser liquidada en segundos.

En la segunda mitad, sin tanto Curry, los Warriors tuvieron a Thompson, pero Denver clavó 7 triples para seguir al frente, con Morris como estandarte, y Jokic volviendo a dominar en la pintura como en el primer cuarto. Era de esperarse que el último período fuera otra cosa. No para cualquiera, y así fue. La pelota empezó a pesar distinto, GSW puso sus nombres a tomar decisiones y Denver, que ganaba por 10 faltando 6 minutos (113-103), se vio apenas 1 arriba 4 minutos después (117-116).

Esos 120 segundos fueron tremendos. Curry, que ya venía haciéndose cargo de la recuperación, se adueñó del juego, aprovechando un período demasiado largo en el que Malone lo doblaba con Jokic y el base terminaba en un 1×1 contra el serbio. Ahí se hizo un picnic que le permitió a los Warriors llegar a tomar 2 de luz (119-121), pero Jokic empató, Denver jugó dos buenas defensas y lo terminó ganando con un bombazo de Barton a 8 segundos del final, para terminar 126-121. Jokic, épico: 37 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. Morris sumó 24, Gordon 21 y Hyland 15. El miércoles, juego 5 en San Francisco.

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