Tras cinco años de ausencia por sus problemas hormonales compitió en una prueba inédita pasra ella y fue eliminada en la fase previa.

La sudafricana Caster Semenya, bicampeona olímpica y tres veces mundial de 800 metros, regresó a los campeonatos del mundo de atletismo después de cinco años de ausencia y quedó eliminada en los 5.000 metros, prueba por la que se inclinó al no poder competir en su especialidad por su exceso natural de testosterona.

Antes de cumplirse el segundo kilómetros en la primera serie, el grupo se rompió, al ritmo que marcaba la japonesa Ririka Hironaka, y Semenya, demasiado corpulenta para una prueba de fondo, formó en el de atrás. Acabó decimotercera con un tiempo de 15:46.12, a casi un minuto de la vencedora, la etíope Gudaf Tsegay (14:52.64). A la final pasaban las cinco primeras y cinco más por tiempos.

Semenya, que partía con la tercera peor marca de las 37 inscritas en la prueba, recibió un tímido aplauso durante la presentación y sufrió su falta de experiencia en la prueba. Y es que la sudafricana no había disputado ningún 5.000 hasta 2019, que es cuando se aprobó la nueva normativa de World Athletics. En esos tres años, con pandemia de por medio, ha completado doce, contando las series de los Mundiales de Eugene 2022.

Desde los Mundiales de Londres 2017, en los que obtuvo su última medalla de oro en 800, Semenya no ha podido volver a competir en su prueba. Se lo impide su exceso de testosterona, y su negativa a medicarse para reducirlo a los límites (5 nanomoles por litro de sangre) que desde 2019 exige World Athletics a las mujeres para competir en categoría femenina.

De acuerdo con la normativa en vigor, las atletas tienen que mantener sus niveles de testosterona por debajo de esa cifra durante un periodo continuado de al menos seis meses si quieren competir en distancias comprendidas entre los 400 metros y la milla (1.609 metros).

Semenya, de 31 años, considerada una heroína en Sudáfrica, es el caso más conocido de atleta con hiperandrogenismo. Desde hace tres años mantiene una pugna legal con World Athletics, organización a la que acusa de imponer reglas discriminatorias, contrarias a los derechos humanos y antiéticas, ya que obligan a personas sanas a medicarse para competir.

Para mantenerse en las pistas sin someterse a tratamiento, Semenya decidió cambiar su perfil de corredora e intentar adaptarse a otras especialidades no afectadas por esa normativa, pero por el momento no ha logrado destacar en los 200 metros ni en los 5.000.

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