Nadal, atormentado por el síndrome de Müller-Weiss: “Si lo operamos, ya no podrá correr”
El tenista español se perderá el resto de la temporada por lesión, pero un cirujano ortopédico avisó que, si Rafa se somete a operación, ya no podrá seguir en el circuito.
Rafael Nadal tuvo que pagar los costos de un tenista de 35 años que jugó un Roland Garros casi en su máximo nivel. Sin embargo, no le alcanzó para ganar el título y, posteriormente, empezó a tener problemas desde lo físico a tal punto de tener que tomar la decisión de perderse el resto de la temporada.
El español posee el síndrome de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano que se produce en la infancia y se manifiesta en la edad adultaque suele afectar a las personas que tienen pies planos o huecos y la distancia entre la parte interna de los mismos y el suelo es muy profunda. “Es la muerte del hueso, no se devora, ha perdido su vascularización” explicó el exjefe del departamento de cirugía ortopédica del hospital militar de Vincennes, Gilbert Versier.
A su vez, admitió: “La degradación que aparecerá con el paso del tiempo es bastante dolorosa, pero a menudo la artrosis es tardía. Son patologías que conocemos bien pero más bien en mujeres en torno a los 50 años. No vemos eso en un sujeto joven»
Sin embargo, lo más duro fue cuando confesó que, de hacer una intervención quirúrgica, el “pie al suelo se bloquea y el paciente solo podrá caminar. Ya no podrá correr”. Y agregó: “Es por eso que retrasamos esta intervención y la reservamos para pacientes que son extremadamente dolorosos y que ya ni siquiera pueden caminar correctamente”.
Rafa Nadal y su convivencia con el síndrome de Muller-Weiss
No es algo que haya padecido en este último tiempo, sino que este síndrome es parte de él desde que tiene 18 años. Se produce en la infancia y se manifiesta en la edad adulta (en caso de los deportistas de élite por el alto estrés de la competencia), pero jamás pudo ser operado debido a las consecuencias de la misma.
Rafa toda la vida se ha caracterizado por presentar un tenis de sacrificio, donde lo físico es fundamental para mantenerse en lo más alto del circuito. Sin embargo, a sus 35 años, le pasó factura y ahora todo es una incógnita en cuanto a su futuro en el tenis.