ATP 500 de Halle: Jannik Sinner extiende un año inmenso coronando campeón
El italiano acumula 14 títulos individuales en el circuito y este domingo venció al polaco Hubert Hurkacz en uno de los choques más intensos del torneo.
Jannik Sinner sigue escribiendo una nueva era en la cima del ATP Tour. El italiano conquistó este domingo el 14º título individual de su carrera en el Terra Wortmann Open de Halle, levantando por primera vez un trofeo sobre hierba. A sus 22 años, y con un temperamento digno de gran veterano, ha estrenado su condición de No. 1 mundial colocándose el traje de campeón, demostrando una capacidad innata para caminar como hombre a batir en el vestuario y la racha del joven tenista se amplía a 38 victorias y 3 derrotas en 2024.
El primer cabeza de serie asumió sus galones para culminar una semana mágica en el césped alemán, derrotando por un estrecho 7-6(8), 7-6(2) al antiguo campeón Hubert Hurkacz en uno de los choques más intensos del torneo. El italiano, que no entregó su servicio en las últimas dos rondas del torneo, volvió a aprobar un ejercicio de total concentración para levantar un trofeo de enorme peso. Si la conquista de la hierba es un síntoma de dominio absoluto en el circuito, Jannik dio un paso al frente ante la mirada de todos sus adversarios.
«Significa mucho para mí. Ha sido un partido duro ante Hubi», dijo Sinner. «Sabía que necesitaba sacar realmente bien, resistiendo en los puntos realmente importantes en cada set. Estoy satisfecho, intenté hacer el mejor tenis posible en esos momentos. Me siento feliz por este torneo al ser el primero que gano en una pista de hierba. La sensación es genial».
Dos bombarderos como son Sinner y Hurkacz hacían acto de presencia en la final del ATP Halle como antesala a Wimbledon. Ambos llegaban a la lucha por el título con sus armas bastante claras: el polaco es todo saque, algo indispensable para conseguir cosas en esta superficie, mientras que el italiano no solo posee un gran servicio sino que su aceleración de bola y su agresividad le permite dominar cualquier intercambio.
Por lo tanto, se esperaba una final digna de un torneo de hierba. Es decir, con pocos intercambios, mucho saque y a intentar aprovechar alguna bola de break para desequilibrar la balanza, si no, todo se decidiría en el tie break. Por ello, cualquier ocasión de romper el servicio era decisiva para encarrilar el set.
Y, de hecho, ambos gozaron de una bola de quiebre al inicio del encuentro, pero ninguno de los dos la pudo convertir y todo volvía a la igualdad del servicio. El italiano no entiende de cambios de superficie ni de adaptaciones a la hierba y muestra su firme candidatura a luchar por Wimbledon. Ya no hay más pruebas antes del grande londinense y el mensaje que lanza Jannik Sinner es bastante claro.