Mundial de Atletismo:  Los 200 metros planos fue la vedette de la jornada de jueves

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Noah Lyles (USA) marca su territorio y se coloca a la estela de Bolt en los 200 metros masculinos y zarpazo de Shericka Jackson (Jamaica) con la segunda mejor marca de la historia femenina.

Un jueves muy especial se vivió en el Mundial de Atletismo de Oregon 2022, y lo fue por lo ocurrido en las finales de los 2300 metros planos, tato en damas como en varones, con los estadounidenses y las jamaicanas como protagonistas.

Shericka Jackson es una gran velocista pero hasta hoy, a sus 28 años, vivía a la sombra de dos mitos vivientes como Shelly-Ann Fraser-Pryce y Elaine Thompson-Herah. Ha tenido que esperar a Eugene para hacer una carrera para la posteridad, en la que se ha quedado a 11 centésimas del polémico e inabordable récord mundial de la fallecida Florence Griffith-Joyner, que dura ya 34 años.

Jackson llegaba al Mundial con la mejor marca del año (21.55) pero tenía la presión de no haber sumado un oro individual en un gran campeonato pese a tener un título olímpico y dos mundiales como integrante del relevo corto jamaicano. Ya en el 100 había demostrado que estaba más fina que nunca, pese a ser batida por Fraser-Pryce, pues la plata llegó acompañada de su marca personal en el hectómetro (10.73).

Cuatro días después, la historia fue bien distinta, con Jackson a una sola centésima del ‘cohete’ de 1.52 de altura al final de la curva (100 metros). Su progresión a partir de ahí fue tal que por momentos se visualizó un imposible, porque hay demasiadas marcas en la velocidad y el mediofondo femenino que resisten el paso del tiempo más allá de cuestiones éticas y morales relacionadas con el dopaje.

Jackson paró finalmente el crono en unos increíbles 21.45 (+0.6), superando por 36 centésimas a Fraser-Pryce (21.81) y por 57 a la reina de la velocidad europea, la británica Dina Asher-Smith (22.02), que no pudo repetir el oro de Doha pero al menos volvió a subir a un carísimo podio.

La campeona en Tokio, la también jamaicana Thompson-Herah, sólo podía séptima (22.39) e impedía un segundo triplete de la velocidad femenina en Eugene, confirmando su condición de atleta olímpica muy por encima de su rendimiento en los mundiales, donde nunca ha ganado un oro individual.

La fiesta de la velocidad masculina estadounidense alcanzó su punto más álgido este jueves en el Hayward Field de Eugene con un segundo triplete en los 200 metros tras el logrado cinco días atrás en el hectómetro. Esta vez los protagonistas fueron Noah Lyles, Kenneth Bednarek y Erriyon Knighton, que repitieron lo logrado por Justin Gatlin, Wallace Spearmon, Jr. y John Capel en Helsinki 2005, con el segundo podio completamente estadounidense en el 200 masculino.

La carrera se planteaba como una pelea a brazo partido entre el defensor del título, Lyles, y la nueva joya de la corona, Knighton, que a sus 18 años ha sido capaz de batir las mejores marcas de Usain Bolt en los 100 y los 200 metros a la misma edad. Lyles, que sólo pudo ser tercero en Tokio, tenía una espina clavada y llegaba a Eugene con ganas de acallar la dudas en torno a su figura, sobre todo tras el exponencial crecimiento mediático de Knighton.

El velocista de Gainesville, Florida, gimnasta en su juventud y amante de la moda, el diseño y el anime japonés, se puso al frente desde los primeros metros -pasó el 100 en 10.15- y fue incrementando la cadencia de su zancada hasta cruzar la meta con unos impresionantes 19.32 (+0.4), que igualaban el vetusto récord estadounidense de Michael Jonhson en Atlanta’96.

Segundos después, la marca era corregida (19.31) y Lyles explotaba de alegría, consciente de que, además de superar al ‘expreso de Waco’ se había situado como el tercer hombre más rápido de la historia en el doble hectómetro tras Usain Bolt (19.19) y Yohan Blake (19.26).

La segunda plaza era para Bednarek, que repetía la plata olímpica del pasado año con un crono de 19.77, mientras que Knighton se tenía que conformar con el bronce (19.80), convirtiéndose en el medallista más joven de la historia en los 200 metros con 18 años y 174 días.

Knighton es un recién llegado al atletismo, disciplina que no empezó a practicar en serio hasta 2019. Antes había jugado como receptor abierto al fútbol americano, hasta que un técnico le vio condiciones -buen ojo el suyo- y le aconsejó que probara sobre el tartán. Dos años después se convertía en el atleta más joven en representar a Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos desde Tokio 1964, cuando Jim Ryun participó en los 1.500.

Knighton se hizo profesional pocos días antes de cumplir los 17 años y esta temporada prosiguió con su espectacular progresión, corriendo en 19.49 el pasado 30 de abril en Baton Rouge (Luisiana). Aquella marca le situó para muchos como el máximo favorito al oro en Eugene, un papel que reclamaba Lyles por jerarquía y prestigio y que reafirmó en los trials con un sonado triunfo en el que acabó señalando con el dedo al aspirante a la corona poco antes de cruzar la meta en primera posición.

El gesto «era para todos aquellos que ya no creen en mí sólo porque ha llegado alguien nuevo», dijo poco después Lyles en las redes sociales. «Erriyon tiene un talento increíble, lo ha demostrado. Pero eso no significa que le vaya a dejar ganarme», añadió a modo de desafío.

Un reto que el joven de Tampa no ha sido capaz de gestionar a tenor de los visto hoy en el Hayward Field, porque Lyles mandó desde la presentación de los atletas, brazos en alto y dedos al cielo, frente a la mirada tímida y casi compungida de Knighton, que sigue sin ser capaz de ganar a su gran rival sobre la pista (0-4).

El título y la marca suponen un enorme espaldarazo para un atleta de 25 años que es tan famoso por sus excentricidades como por su indudable talento y que no dudó en imitar a Goku, el personaje central de Dragon Ball, tras sumar su segundo oro mundial en el 200. Minutos después, y ya con las gradas casi vacías, Michael Jonhson se abrazaba a Lyles sobre la misma pista y acababa levantándole el brazo en señal de respeto, como entregándole la corona.

Un cetro que puede tener los días contados a tenor de lo revelado por Knighton en la zona mixta: «Lyles me dijo que seré uno de los más grandes de la velocidad». Y es que el futuro le pertenece, así que Lyles disfruta el momento.

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